domingo, 8 de septiembre de 2019

GRANADA Y SUS RÍOS.


Articulo tomado del BLOG de Jesús Lens PATEANDO EL MUNDO
¡Cómo envidio a mi amigo Antonio Camacho! Al cruzar por el parque Tico Medina, se encontró con lo que parece ser una nutria, sumergiéndose y sacando su mustélido cuerpo del agua, mientras chapoteaba en el río Genil.
Para los seguidores de Félix Rodríguez de la Fuente, la nutria es uno de nuestros animales favoritos, a la altura del águila imperial, el lobo o el mítico lirón careto. Así pues, que la nutria haya regresado a nuestras aguas es algo maravilloso. Que ande jugueteando por el cauce urbano del Genil resulta un milagro.
No tiene suerte Granada con sus ríos. Desde tiempos inmemoriales, o los hemos considerado un estorbo y una molestia, o nos hemos avergonzado de ellos, hasta el punto de tapiarlos y embovedarlos, como si fueran un engorro.
Cosas que solo pueden ocurrir en Granada: que, sin solución de continuidad, el Darro pase de protagonizar el Paseo-más-bonito-del-mundo a adentrarse en una oscura caverna que lo oculta hasta su desembocadura en el Genil, unos kilómetros más adelante y de forma casi clandestina, cuando la confluencia de dos ríos es uno de los espectáculos más hermosos que la naturaleza nos puede ofrecer.
Y luego está la mortaja de cemento y hormigón que sella el destino del Genil a su paso por Granada, desde que empieza a embalsar sus aguas a la altura del Puente Verde y apenas muestra vida o actividad en su proceloso penar a través de las esclusas, que lo maltratan en su poco lucido y nada heroico periplo urbano.
Un río, según la RAE, es una corriente de agua continua y más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar. Y para la Wikipedia,  es una corriente natural de agua que fluye con continuidad. El Genil, por desgracia, y una vez deja de cabalgar en paralelo a la Carretera de Sierra, no llegaría a tener la consideración río en nuestra ciudad: ni es corriente –aunque sí vulgar, demasiado vulgar-, ni es caudaloso, ni fluye con continuidad.
La propuesta de Equo de darle vida al Genil urbano me parece excelente y necesaria y la presencia de la nutria juguetona en sus aguas es la señal que estábamos esperando para animar a nuestros responsables municipales a abordar la cuestión. Por cierto que del prometido arreglo del Darro, en 2015, también deberíamos hablar.
Jesús Lens

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