viernes, 27 de septiembre de 2019

SOBREVIVIR EN UN MAR DE COMUNICACIONES.

No he dejado en todo este tiempo de investigar, de buscar, de leer sobre las telecomunicaciones, viendo a las compañías de móviles más como competidoras en cazarme en lugar de compañeras de camino en quién puedes confiarte por la noche cuando cierras los ojos.
Mi consumo no es grande, hago un uso razonable del móvil, sin que en ningún momento lo ponga como modélico. Unas cuantas llamadas, las imprescindibles y de duración mínima. Mensajes para aquellas situaciones que lo requieren y que no admite el eso del whatsapp. Y ya está.
Suelo tener un fijo casi siempre a mano, y la necesidad de hacer una llamada hasta ahora nunca ha justificado no poder esperar unas horas.
Pero tengo que confesar que las compañías de móviles no hacen fácil la elección del usuario, no solo por lo complejo de cambiar una vez que te han pillado y todas las trabas y problemas con los que te rodean durante una portabilidad. Quizás lo más complejo es enterarte de las tarifas evitando las sorpresas.
Una vez que piensas que esa compañía puede ser la buena, viene el tema de la señal. Todos pasamos la mayoría del día en nuestro domicilio y en el trabajo, lugar en el que cada vez más se limita el uso del móvil. Pero y en nuestra casa: tendremos que movernos sin parar buscando la columna donde la señal llega mejor… o asomarnos por la ventana a la calle alargando el cuerpo tratando de que las rayitas del móvil aumenten… Cambiar de móvil o cambiar de casa… Apagar todos los electrodomésticos para crear un espacio libre de interferencias, tengo móvil, pero ni tele, ni equipo de sonido, ni ordenador, ni frigo, ni microondas, ni… tengo móvil pero vivo en la edad prehistórica.
No creo que haya habido una aportación de la tecnología que haya modificado tanto la manera de comunicarse como la telefonía móvil y todo lo que conlleva.
Y que conste que parece que hay casi un 18% de la población que sigue sin móvil, que se relaciona sin llevar en el bolsillo el celular, como una elección, como una opción en su manera de vivir, es un grupo que sigue pensando que se puede vivir bien sin un teléfono móvil, sino que como una opción, deciden no meterlo en sus vidas.
Hoy, cuando el número de líneas móviles en España supera el de habitantes, hay náufragos en este mar de comunicaciones que como Robinsones que continuamente se preguntan cuando eran más libre: ¿en su isla, o en la ciudad?
Hoy, de móvil, siento hacerme esta pregunta ¿me hace más libre o más esclavo?

Paco H.

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