Cuando escribía esta entrada pensaba que si una entrada merecía estar en la etiqueta de “Curiosidades de Granada”, era sin duda la del “Pozo Airón”, que nos lo encontramos justo en el centro de Granada, entre la Gran Vía y Calle Elvira.
La primera noticia que tuve de este
lugar, fue en la visita que hicimos con nuestra buena amiga Pilar para conocer
la Granada de Alonso Cano. Aunque este lugar no tenía relación con la temática
de la visita, no se resistió a llevarnos y hablarnos de este curioso lugar, cuando
pasábamos por la Calle Elvira.
El “Pozo Airón de Granada” se encuentra
en una pequeña calle de Granada, la Calle Postigo de Cuna, un callejón sin
salida que te encuentras casi a mitad de la Calle Azacayas, entre la Calle
Elvira y la Gran Vía. Este pequeño callejón es fruto de las transformaciones y
reformas que esta zona sufrió con la apertura de la Gran Vía de Colón. Los
amantes de la música conocerán este callejón, por encontrarse en él, el “Club
Eshavira” la mítica sala de música en directo.
Pero
volvamos al Pozo Airón.
El de Granada es uno de los más de cien
parajes de la Península Ibérica relacionados con Airón o Aironis, un dios arraigado
en la Hispania celtibera, antes de que los romanos comenzaran su conquista. El
dios Airón estaba relacionado con las aguas profundas de pozos y lagunas, las
simas… en definitiva, con el interior de la tierra. Estas simas, pozos o
lagunas profundas eran los lugares donde se le rendían culto al Dios del
inframundo. Lugares asociados a leyendas, romances, desapariciones de jóvenes
doncellas… o como el de Granada: al desahogo de la tierra. Una sima sin fondo
por donde la tierra liberaba sus tensiones internas en lugar de hacerlo con
movimientos sísmicos o terremotos. Vamos… por donde la tierra “eructaba” para
liberar tensiones.
Estas creencias son antiguas, pues ya en
Aristóteles y Plinio pensaban que los terremotos estaban originados por una
especia de vientos o soplos de las entrañas de la tierra, y que estas cavidades
servían para que el Dios Airón exhalara los vientos desde el interior, por lo
que cerrar estos pozos o simas impedirían su liberación y producirían
movimientos sísmicos. Creencias que siguieron vigentes con los romanos e
incluso hay noticias de que en la época musulmana de esta creencia,
manteniéndose las costumbres y tradiciones en estos lugares.
Las primeras referencias escritas del Pozo Airón de Granada la encontramos en el siglo XVI, atribuidas a Henríquez de Jorquera, en la que se atribuye la construcción del pozo de la Calle Elvira a los musulmanes. Este pozo debió de taparse, pues Fray Lorenzo de San Nicolás escribe, en su libro de arquitectura, hace referencia a que los daños de los seísmos de julio de 1526, por haberse cegado el Pozo-Airón de Elvira, porque de lo contrario no se hubieran producidos daños tan grandes.
Lo granadinos no volvieron a preocuparse
del tema hasta el siglo XVIII, por los grandes terremotos de verano de 1778, hasta
el punto de plantearse a las autoridades locales, por el clamor popular, abrir
de nuevo el pozo Airón de la Calle Elvira, incluso se llegó a encargar un
informe al magistrado y oidor Gutierre Joaquín Vaca de Guzmán y Manrique,
titulado “Dictamen sobre utilidad o inutilidad, de la excavación del
Pozo-Airón, y nueva abertura de otros pozos, cuevas y zanjas para evitar los
terremotos”. Las conclusiones de su dictamen fueron que era demasiado costoso
hacerlo sin tener las garantías de que sirviera tal esfuerzo para algo.
El Pozo Airón de la calle Elvira: ¿morada del dios ibero o apaciguador deterremotos? En este interesante
artículo del Independiente de Granada, podéis encontrar más información sobre
el Pozo Airón de Granada.
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