“Las lágrimas me subían a los ojos,
y no eran lágrimas de pesar ni de alegría,
eran de plenitud de vida silenciosa y
oculta
por estar en Granada”.
Solo
desde la seguridad se puede hablar así de Granada, solo desde la tranquilidad
pueden brotar palabras tan bellas y serenas de quién
está seguro que volverá a Granada.
Paco
H.
Lo malo es que es difícil estar solo en Granada (o con poco compañía).
ResponderEliminarEs verdad, a veces agobia tanta gente, pero aún conserva rincones, placitas, calles... donde la tranquilidad, la serenidad, el rememorar la historia y la vida que por allí ha pasado, se pueden hacer con relativa tranquilidad, solo es cosa de tener paciencia, y lo mejor: ¡un buen guía!.
ResponderEliminarPaco H.