EL CUENTO DE
MOVISTAR II: EL DESENLACE.
CAPITULO OCTAVO:
Lo que el viento se llevó.
FINAL.
Al final la sensación es
agridulce, pues solo nos ha devuelto parte de lo que nos cobró en la septiembre
de forma improcedente, y más aún, cuando si a la factura le sumamos los 0,45 que importaba el consumo
de noviembre, aún resta a nuestro favor más de 116 euros, más aún los gastos de
los burofax, certificados, acuses de recibo… malos ratos… el saldo a nuestro
favor es bastante considerable, y no es cuestión de euros.
Aún tendré muchas sesiones para
superar la movistarfobia que me ha quedado, y no me refiero a la nomofobia, ese
miedo irracional a salir de casa sin el móvil. No, lo mío es un miedo a un
logotipo en forma de “M” verdosa con fondo azul, a la palabra “fusión”, me
aterran sus anuncios en la tele y en la radio, me persigue en sueños, a que
suene el teléfono, y ver un “1004”…
Toda esta historia, esta pesadilla
en la que el único protagonista ha sido MOVISTAR y su producto estrella FUSIÓN,
aunque hoy se pueda dar por cerrada, no ha concluido, y como no me gusta poner
a Dios por testigo, si pongo ese cielo azul que sustenta la “M” de Movistar:
“…Al cielo
pongo de testigo
de que
Movistar no conseguirá aplastarme,
viviré por
encima de todo esto
y cuando haya
terminado
nunca
volveré a temer a una compañía de móviles
ni yo, ni
ninguno de los mios.
He
aprendido a desconfiar
de
estafadores y ladrones que amedrantan
peor que si llegaran a matar.
Al cielo
pongo por testigo
que de ninguna compañía
de móviles,
me volveré a fiar”
me volveré a fiar”
Y para que no haya confusión ni
dudas, esta humilde cruzada que hace tres meses y una semana que empecé, no
acaba aquí. Seguiré escudriñando el aire, oteando el horizonte, tratando de
advertir, de denunciar, de poner en conocimiento público, cualquier maniobra
que conozca que vaya en perjuicio del usuario.
Al amable lector su paciencia por
acompañarme en esta evolución vital de lo que para mi ha sido parte de estos
últimos días de mi vida. Mi intención no era entretener, para mi ha sido un
acto de orgullo y valentía, de no dejar que Movistar pudiera hacer mella en mi
autoestima y aunque a veces a alterado mi ánimo, he tratado de no dejarme
arrastrar por todo esto, sino ser centinela y faro que advirtiera al confiado
usurario, por lo que a mi me había pasado, de lo que podía en un momento u otro
ocurrirle a él.
Y todo, porque en esta sociedad de
capitalismo puro, de estrategias comerciales y marketing, no se puede imponer
el interés demás fuerte a costa del más débil, el que siempre soporta los excesos
del poderoso, del que tiene el poder en la mano.
Cómo en lo que el “Viento se llevó”
este Cuento de Movistar tan repleto de amor, de odio, de amistad, de aventuras,
de engaños, de timos, de estafas, de guerra, de familia… pretende que no se vuelva a contar,
a no ser que sea como recuerdo familiar, donde al final como en “Sonrisas y lágrimas”
en el horizonte se vea un día claro y soleado, donde el terror, el miedo y la angustia
hayan cesado.
Paco
H.
Muy bueno, Paco.
ResponderEliminarSalu2.
animo !!!!!
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