Cuando
hace unos días hablábamos del porqué del nombre de Granada, os decía que uno de los esfuerzos era el no intentar
parcelarla: hablar, visitar, pasear por una calle o plaza de Granada, es mejor
hacerlo como una parte de un todo, y no como si esa calle o plaza de Granada
fuera toda Granada.
Ah,
y una de las cosas que más nos molesta a los granadinos, cuando se habla de
Granada, es pensar que Granada es la Alhambra, que viendo la Alhambra, se ha
visto Granada.
Granada
es una ciudad monumental, llena de historia y también de leyendas, de magia y fantasía,
de arquitectura y escultura, de duende y arte… Granada es Granada, la ciudad
más bella del mundo. Y merece la pena descubrirla o mejor dicho, el de
reedescubrirla; porque si merece la pena
ver Granada, lo mejor es volver a verla.
Para
comenz ar, aunque tenga que rectificarme, sin duda la Alhambra es la joya
que corona Granada y merece un lugar de privilegio cuando visitamos la Ciudad.
La Alhambra es algo más que un monumento, aunque sea el más bello de España. La
Alhambra es belleza, es armonía, es naturaleza hecha arte, o arte hecho
naturaleza; es paz, sonido y silencio al mismo tiempo. La Alhambra tiene vida
propia: un palacio hecho de palacios, una ciudadela llena de poesía que se hace
vida.
Después
podemos pasear y deleitarnos por unos de sus muchos barrios emblemáticos;
pequeñas ciudades más que barrios: El Albayzin con sus estrechas y laberínticas callejuelas,
sus aljibes, sus placitas, sus iglesias… un libro de historia que nos va
desgranando en cada una de sus páginas sucesos e historias donde la historia se
funde con la leyenda y la fantasía… el Albayzin es más que un barrio es una
ciudad completa.
La Carrera del Darro, es algo más que una calle, es un pequeño museo al
aire libre, que comienza en Plaza Nueva y después de recorrer todo un paraíso nos
lleva al Paseo de los Tristes, a los pies de la Alhambra y del Albayzin, que te
hará ensoñar arrullado por el Darro adormeciéndote en una cálido sueño que te
llevará a un mundo bohemio y romántico.
El Realejo, se abre al otro lado del Darro, dejando a la
Alhambra en lo alto. Un barrio que a veces puede pasar desapercibido, para disfrute
de los lugareños, que así se lo reservan para ellos mismos y no tienen que
compartirlo. Sin nada que envidiarle al Albayzin, pero con mejores atardeceres.
Fue el antiguo barrio judío de Granada.
La Granada cristiana es otro de los mundos de Granada que te sorprenderá y
cautivará. La Catedral y la Capilla Real; la ruta de iglesias y conventos del
Centro. San Jerónimo, la Cartuja… Lo que más cuesta es seleccionar que ver,
aunque consuela saber, que todo estos espacio de arte, cultura, tradición, religiosidad…
los puedes ver una y otra vez.
El Sacromonte, con sus cuevas y la Abadía. El barrio de los gitanos
y el flamento. Uno de los barrios más típicos de Granada, donde su “duende” se
hace arte y magia.
Granada a través de sus plazas, de sus miradores, de sus
aljibes, de sus jardines, de sus cármenes, de sus fuentes, sus conventos… tantas rutas como
argumentos quieras buscar. Granada nunca se agota. Granada nunca cansa. La
Granada del centro, la moderna, la de las ciencias, las de las teterías y sus
zocos,
Las rutas temáticas es otro de las maneras que puedes visitar Granada, y
a través de ellas, será la ciudad las que te hablarás de ellas, de lo que
Granada fue para ellas y lo que ellas fueron para Granada: Los Reyes Católicos,
Carlos V, San Juan de Dios, el Gran Capitán, San Juan de la Cruz, de Alonso
Cano… Ángel Ganivet o García Lorca…
Y esto es solo empezar a plantear que
ver en Granada, como un aperitivo que poco a poco iremos desarrollando y
ampliando.
Paco H.
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