Llevo varios días recibiendo llamadas de teleoperadores hechas a distintas horas y por distintas compañías
de telefonía móvil y de otros servicios y empresas, esas de las que alguien habla
al otro lado del teléfono, pues hay otras que después de descolgar, no hay
nadie al otro lado del teléfono, deben de haberse perdido entre el marcador automático y el operador de turno.
Esta entrada va dedicada a Jazztel, que es la que en los últimos días me ha llamado varias
veces para ofrecerme la ganga del siglo. Mira que siempre trato de ser amable y
no colgarles de mala manera y con malos modos. Hoy le imploraba al operador que
no me volvieran a llamar, que no estaba interesado en cambiar de compañía.
Mira que me había propuesto esperar al domingo para renaudar mis aportaciones al blog, pero gracias a Jazztel , y sin quererlo, me veo de nuevo delante del teclado
para compartir esa sensación de que invaden tu intimidad, y si yo no los he llamado,
¿por qué me llaman ellos?
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La imagen es de la red |
La idea de esta entrada era poner verde a todas
aquellas empresas que me llaman, sin que la iniciativa sea mía, para ofrecerme
algo, que la mayoría de las veces, ni quiero, ni necesito.
Cómo siempre me gusta documentarme y ver que otras opiniones
hay sobre el tema, tecleo en GOOGLE “llamadas inoportunas de teleoperadoras” y
a primera referencia que hay es “Soy teleoperador y me gritan en una de cada seis llamadas”.
Lo cierto es que ha dado que pensar (la noticia es de
2017). Mario, un teleoperador, cuenta su experiencia en su trabajo y como la
intensidad de su trabajo es tremenda, “quizás muchas personas
desconozcan nuestro día a día. Creo que, si lo conocieran, probablemente serían
más benevolentes con quienes damos la murga telefónica”. Y todo por llevar
un sueldo a su casa, como cualquier currito, como cualquiera de nosotros.
Cuenta las presiones a las que los someten, los “truquillos” de algunos
compañeros para hacer más agradables las horas que se pasan dentro de sus
cubículos… Cómo sacan fuerzas de flaquezas, porque así se lo exigen, sin poder
mostrar nunca sus verdaderos sentimientos… El artículo es largo, pero merece la
pena leerlo. Por lo menos, como cuando como yo, voy a desatar mi ira contra las
empresas que les obligan a realizar esa presión sobre los pobres ciudadanos que
estamos tranquilos en nuestras casas.
Más adelante encuentro una queja
de un usuario a la Asociación de Internautas, “Una llamada inoportuna de Jazztel”, esta me han dado ganas de copiarla
entera, pues es cortita y sin desperdicio.
¡Y cómo me veo identificado!
Comienza más o menos así: “Buenas noches: Les escribo porque hace
escasamente 5 minutos, me ha llamado una teleoperadora de jazztel para
ofrecerme una oferta de 39 ? en no se qué cosa, porque le he pedido que dejara
de hablar y me diera su nombre”…
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La imagen es de la red |
Pero si sigues buceando la verdad
es que terminas sintiendo compasión por los teleoperadores, valga una muestra “Eres un número,una silla, una persona que solo coge llamadas” en el que los teleoperadores
denuncian el strés y la presión que soportan.
Aunque mi intención no era hablar
de los contact centers, y mucho
menos dedicarles más de un referencia a estos tipos de empresas, templos de la
precariedad laboral.
Solo quería quejarme de las
llamadas no solicitadas: ¡por favor JAZZTEL y compañía, dejadnos en paz!
Paco H.